El río Machángara en Quito está gravemente contaminado, recibiendo el 75 % de las aguas residuales de la ciudad. Durante más de un siglo, tanto los habitantes como las industrias y las autoridades han permitido que el Machángara se convierta en la gran cloaca de la capital.
Entre abril y mayo de 2023, ocurrieron dos eventos importantes: el estreno del documental “La vida de un río” de Jorge Juan Anhalzer y Naia Andrade, y la solicitud de una acción constitucional de protección para el río, apoyada por 33 organizaciones ciudadanas. El documental muestra cómo el río Pita nace puro en los páramos del Sincholagua, pero al juntarse con el Machángara en Quito, sus aguas se contaminan y llevan enfermedad y muerte hasta Esmeraldas. En una sola gota del río se pueden encontrar hasta 29 familias de virus.
Esta acción no es contra una administración específica, sino contra el Municipio como institución. El abogado Felipe Castro explica que se busca una política pública para la ciudad, independiente de los tiempos políticos. Aunque hay cierto desánimo entre los demandantes, creen que la recuperación del Machángara dependerá más de una disposición judicial que de la conciencia y proactividad de todos los actores de la ciudad.
“La Vida Feliz en el Machángara”
Un pequeño álbum de fotos históricas del río Machángara muestra cómo era antes de la contaminación. Los originales están en los archivos fotográficos del Ministerio de Cultura. ¿Conoces a alguien que haya caminado por las riberas de un limpio Machángara? ¡Cuéntanos!
Entre los colectivos que demandan la protección del Machángara, hay un sentimiento de desánimo. Admiten que la recuperación del río dependerá más de una orden judicial que de la conciencia y acción de todos los actores de la ciudad: autoridades, vecinos, industriales, etc. Pero no hay otra opción.
¿Qué se busca? Una reparación integral que incluya infraestructura natural: rehabilitación de riberas, reforestación con especies nativas, y más.
El objetivo es revivir el vínculo ambiental, social y cultural entre el río y la gente. Queremos que el Machángara vuelva a ser un pulmón de 22 km de largo, hogar de cientos de especies de aves, mamíferos pequeños, anfibios, peces y hasta crustáceos. Los que fueron niños en la primera mitad del siglo XX recuerdan que en el río de Quito había pececillos llamados preñadillas y pequeños cangrejos de altura conocidos como apangoras. Para los demandantes, no es descabellado pensar que, en un futuro, los vecinos del Machángara puedan volver a bañarse en sus aguas.
Hay varios relatos y estudios históricos que muestran la relación entre los quiteños y el Machángara, como “Historia ambiental del río Machángara en Quito del siglo XX”, de Hugo Lasso Otaya.
En la audiencia del 14 de junio, la Alcaldía defendió que Quito tiene las ordenanzas necesarias para recuperar el Machángara, destacando la Ordenanza 060-2023. Entre 2002 y 2017, hubo esfuerzos significativos para recuperar el río, incluyendo el proyecto Vindobona. La actual administración apuesta por construir tres nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) y 20 PTAR de menor escala para las parroquias rurales. Actualmente, Quito cuenta con 12 plantas de tratamiento, siendo la principal la de Quitumbe, que beneficia a 90.000 familias.